lunes, 31 de marzo de 2014

La peculiar sociedad islandesa

El grado de avance social que se vive y se disfruta en Islandia ha convertido al país en un ejemplo en muchísimos ámbitos para el resto del planeta, que mira a esta pequeña nación nórdica con una mezcla entre sorpresa y envidia. Lo demuestran numerosos detalles de los que solo citaré unos cuantos: la cantidad de delitos es ínfima, la policía municipal no cuenta con armas de fuego, la nación no posee ejército propio, la gente deja sin problemas sus pertenencias al alcance de cualquiera, el teléfono del presidente (que reside en una casa de Reykjavik y no tiene escolta) se encuentra en la guía de teléfonos como el de cualquier otro ciudadano, la afición de los islandeses a la lectura es inmensa (e incluso uno de cada diez escribe un libro), el paro muy bajo pese a la crisis y los derechos sociales innumerables.
La fuerza de la democracia es allí tan poderosa y el peso de la masa social tan elevado que la sociedad islandesa consiguió hace unos pocos años la dimisión del gobierno del país en bloque, la encarcelación de los responsables de la crisis, la nacionalización de la banca, la celebración de un referéndum para que el pueblo decidiera acerca de cuestiones económicas trascendentales y la reescritura de la constitución por parte de los ciudadanos. Y todo ello al estilo puramente islandés: de manera pacífica.
Y es que el pacifismo es otra de las claves del buen funcionamiento de la sociedad islandesa. Hace escaso tiempo se ofrecía la noticia de que por primera vez en la historia la policía de este país había acabado con la vida de una persona, en un caso además de defensa propia, y que los agentes tuvieron que requerir de asistencia psicológica por parte de profesionales para superar el trauma. Este dato demuestra hasta qué punto está concienciado este país ejemplar en la búsqueda de la paz. Si no hiciera tanto frío darían ganas de desplazarse hasta allí lo antes posible...

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